domingo, 14 de febrero de 2010

Aventuras y desventuras del caballero Escobar (Historia de amor en rima) 2ª parte


Lee aquí el inicio de la obra: presentación y actos I y II



ACTO III


ESCENA ENTRE FUENCISLA DE ARCÓN Y GIL Y SU HIJASTRA, ESMERALDA


Fuencisla:
-¡Vamos, acaba, muchacha!
Los invitados esperan
y por mucho que te arregles
seguirás igual de fea.


Esmeralda:
-Ya voy, ya voy, ¡qué impaciente!
Mejor que esperen un poco,
eso me hace interesante.
A ver si así pesco un mozo.

Fuencisla:
-(¿Qué vas a pescar? ¡Qué ilusa!
Con esa verruga parda,
esos pelos zanahoria,
ese culo, esas espaldas…
fea, baja, medio bizca
y lisa como una tabla.
Vamos, que no caso a ésta
ni aunque me muera rezando.
Yo creo que mi difunto
debió de hacerla apretando.
¿En qué pensaría el memo
cuando el cura le echó el agua
para de un montón de nombres
ponerle a “esto” Esmeralda?)

Esmeralda:
-¿Invitásteis a Cifuentes?
Es tan gentil, tan apuesto.
Por mí cuerpo se derrite.
Por mis ojos se embelesa…

Fuencisla:
-Y cada vez que aparece,
se nos bebe la bodega.
Que sale el chico más caro
que comprar doce carretas.

Esmeralda:
-Dejad ya de rebuznar,
que yo encontraré marido
y cobraremos la herencia
que nos dejó el padre mío.

Fuencisla:
-Son 50.000 florines
50 ni más ni menos.
Y no me apetece nada
que se los quede el convento.
Así que bate pestañas,
sonríe, baja el escote,
habla poco, come apenas…
Y sobre todo, no llores.

Esmeralda:
- ¿Por qué habría de llorar?
Celebro mi cumpleaños.
Dieciocho primaveras.
Y dieciocho veranos.

Fuencisla:
-(Y cualquiera que te vea
pensará en un centenario,
en otoño, en un invierno…
Vamos, que saldrá pitando)
Vamos, basta ya de hablar,
bajemos pronto al salón.
Recuérdalo, sé prudente,
no sueltes ningún eructo.
Tú modosita, Esmeralda,
o escaparán todos juntos.


ACTO IV


ESCENA ENTRE FULGENCIO Y GIUSEPPE, QUE SE HAN COLADO EN LA FIESTA Y ESTÁN ATIBORRÁNDOSE.


Giuseppe:
-¡Cristo de Medinaceli!
¡Ay, san Bertoldo de Parma,
Nuestra Señora del Carmen,
Y san Hilarión de Gaza!

Fulgencio:
-¿Qué te sucede, Giuseppe?
¿Qué has visto? ¡Di! ¿Qué te pasa?

Giuseppe:
-Mira que es fea, la pobre.
Y bizca, la condenada.

Fulgencio:
-¿Esas son la anfitrionas?
¡San Pedro de Tarantasia!

Giuseppe:
-Pues la joven te sonríe.
Además, mira, aquí viene.

Fulgencio:
-Se me ha atragantado el vino.
¡Escapo por el retrete!

Pero no les da tiempo y ellas se acercan.

Esmeralda:
-¿Os conozco, caballero?
¿Sois de aquí, de Salamanca?

Fulgencio:
-Vengo de Flandes, señora.
Fulgencio Escobar me llaman.

Giuseppe
(haciendo una reverencia):

-Giuseppe de la Toscana.
Soy italiano, mi dama.
Él es un soldado torpe
y además, es de Aravaca.

Esmeralda
(sin hacer caso
al italiano):
-Quisiera bailar ahora,
ha empezado una mazurca.

Fulgencio:
-Es que… soy cojo, señora.

Fuencisla
(empujándola):
-Y ella es casi medio bruja.

Se vuelve hacia Giuseppe, ahuecándose la cofia.

¿Y vos, señor caballero…?
¿Acaso me encontráis tosca?

Giuseppe:
-(De esta no te libras, chico,
que te ha tocado la gorda)


Mientras Fulgencio baila con Esmeralda, Fuencisla arrastra a Giuseppe tras unos matorrales y empieza a arrancarle el jubón.


Giuseppe:
-¡Frenad, por Dios, mi señora!
Cualquiera nos puede ver.
Vuestro nombre en entredicho
no nos hace ningún bien.

Fuencisla:
-Decid que me deseáis.
Confesadlo, no soy ciega.
Desde que nos hemos visto
me tiemblan las entretelas.

Giuseppe:
-Sin duda que bella sois,
Más, no quiero que os dé un aire.
Mi dama, soy caballero.
Y puse una pica en Flandes.

Fuencisla:
-Giuseppe… ¡cuánta hidalguía!
aunque me suena a patraña.
¡Tomadme ya de una vez
que me queman las entrañas!

Giuseppe:
- Muy altas son vuestras torres,
difíciles de alcanzar.
Si no dobláis la cintura
pues... no os podré penetrar.


Acaban amancebados. Más tarde, cuando Giuseppe consigue librarse de Fuencisla...


Giuseppe:
-¿Cómo te fue con la tuya?
La gorda casi me mata,
me ha dejado hasta escocido.
¡Es como una mula parda!

Fulgencio:
-Lo mío ha sido peor,
loco estaba por librarme.
Esto tiene mal cariz,
como decía mi padre.
Quiere casar con cualquiera
da igual del sur o del norte.
No importa que tenga tripa,
que sea calvo o que ronque.
Habla de boda, de anillos,
de que tiene buen dinero,
de que yo tendría todo:
trajes, vino y hasta un perro
¡Ay, Giuseppe, amigo mío!
Me estoy sintiendo atrapado.
No hacía más que mirarme
cual carnero degollado.

Giuseppe:
-Entonces hay que largarse,
que no me da buena espina
porque de ese mismo modo
me miraba a mí Fuencisla.

Fulgencio:
-Vayamos al excusado
y escapemos por allí.

Giuseppe:
-¡Vaya forma de marcharnos!
Además de sucio, es vil.

Fulgencio:
- Pues nada, macho, yo parto
y tú te quedas aquí.

Giuseppe:
-¡Y un cuerno! Yo voy contigo,
aunque sea a Extremadura,
que si sigo aquí más tiempo
ya me veo frente a un cura.

Se escabullen de la fiesta y escapan.

(Continuará mañana...)

Lee aquí la tercera parte

4 comentarios:

Noelia Amarillo dijo...

Alucinada me estás dejando... es la primera vez que veo una escena "hot" en verso...
- Muy altas son vuestras torres,
difíciles de alcanzar.
Si no dobláis la cintura
pues... no os podré penetrar.

Releches!! no se si partirme en dos de la risa (mira que es divertida la historia) o inclinarme y besar el suelo por donde pisas, porque carajo, mira que tiene que ser complicado escribir en rima y lo estás bordando!!!
Niña eres la releche!!!

Nieves Hidalgo dijo...

Hola, Noelia.
Niña, es que no me quedaba otro remedio que hacer las escenas "hot" también rimadas. jajaja.

Prefiero que te partas de risa, porque eso de besar el suelo.... No tengo yo alma de obispo, gracias.

Me alegro que te hayas reído un ratito.

Mil besos

Bego dijo...

Hay querida Nieves, mira que yo no soy de este tipo de lecturas, pero como me lo estoy pasando...
Que cuatro personajes.

Nieves Hidalgo dijo...

Hola, Bego.
Espero que te rías un ratito.

Besos gordos, guapetona